Por Sebastián Vera

Sebastián Vera. Periodista ecuatoriano de 28 años. Aunque ama a Quito, vive enamorado del Valle. Nació, literalmente, con la soga al cuello. Continúa vivo gracias a la broma del verdugo. La corbata amarilla ya no le llama más la atención, pero sigue ahí.

Tonchigüe

Guacharaca inmaculada
De historia bruja y amante
Clavos oxidados
Que descansan al lado
De una vela sin tumba
Paso fantasma de la ruta playera
Que detiene el tiempo
Entre sus derrumbes
Sentimentales y arquitectónicos
Cementerio pesquero
Al vaivén de los gallinazos
A la orilla de la pereza
Hormiguita blanca y disléxica
Lápida sin diéresis
Escrita en arena negra
Mosquito cortocircuito
De mangle y ríos muertos
Narcopuerto
Faro extinto
Chorrillo seco.

Esbozo de una muerte en Tonchigüe

Le susurraba a un conejo muerto
El secreto de sus caprichos negros
Un balazo gritaba venganza
Desde la orilla del mar.

Por la ventana rota
Se asomaba el ocaso
Y la sangre oscurecía más
El secreto antiguo.

Una mariposa blanca revolotea
Deseando alejarse del terror
De los fantasmas del aire
Cortando el caos en su aleteo
Silenciando gritos.

Arde el mundo entre sus manos
Y la pistola vacila sola
Sin que nadie se preocupe
De su pluma muerte.

En el malecón
Cae al agua
Una lágrima
Y nadie
Puede escucharla.

Suburbio

Amor
Navajazo de sol y mangle
De concreto y líneas blancas y azules.

Bingo de parlante y salsa choke
Piscina callejera para los bebes
Arroz moro y biela helada
Peloteo con chuzos entre maricones
Siluetas Coca-Cola de abrazadora Bahía
Agitan la mirada hachera de deseo
Cuerpeo intenso
Besos encebollado
Abrazos de bollo
Declaraciones en tecnocumbia
Para armar lámpara
De este rockoleo andar del ser
Doble vía hacia el cementerio
Agüita de coco en funda
Como suero
Para este chuchaqui vida
De tiempo compartido
Con pancito y chifles
Suspiro nostálgico
De orgasmo en la 38
Meciéndose en la hamaca
Regresando al rojo burbujeante
Primitivo.

Así es.

I lost interest in truths

Some fools, like me, call this world a Hell…
What a lie, beloved
For a future
That no longer cares
For Paradise.

God just wanders and wonders
Is this some kind of joke or a really awful mistake?

A human answers back
Well, we’re all a bunch of assholes
Trying to fulfill eternity
Between madness and joy
Punching secrets, evenings and weekends
Into one dusty old book
History
Where love, death and solitude
Are the main characters
And you, dear maker
Just an ashamed old fart.

And so it goes…
We grow
More
And more uncomfortable
As rejections and void fuels
A huge bonfire
In the middle of our hearts
As we stare into it
Looking for soul
Although
We may get burn
Or sick
Or crazy
Searching the unbearable
And the divine.

What a goddamn destiny…

An oath to questions…

Oh, perdido

A los días perdidos
Los cuento y mido
Con los cabellos
Que se enredan
En mis dedos
Torpes y fríos.

A los días perdidos
Los dibujé en mi cama
Entre pesadillas e insomnio
Que devoran el sueño.

A los días perdidos
No los puedo llorar
Ni maldecir
Ni gritar
Tan solo evocar
En siete minutos de cigarrillo.

A los días perdidos
Le faltaron mis amores perdidos
Que ya en el cielo enrojecido
Se queman lento
Y en mi pecho
Vacío…
Solo vacío.

Apoptosis

Escuché a mi madre hablar de suicidio
Encontrando la voz de Dios en el vacío
Sentado a la orilla del silencio
Enmudeciendo, gris
Deslizándome, piedra azabache
Ya sin reír, al absurdo del Verbo
Que me sepulta sin lengua
Atento a cada migaja de tiempo.

El reloj de nadie toca su campana
¿Escuchaste, corazón, su aullido?
Vuelan divinas las moscas de las plagas
¿Repiquetean, dientes, por temor o por el frío?
Traduce, Parca, el sin sentido
En nafta, llamas y llagas
Alma, cigarrillo, impío
(No) podemos escapar a nuestro destino.

Toda esperanza es un vestigio inequívoco
De tormenta, cerveza y calaveras
Que retumban hondo en el puño
De la miseria, la destrucción y el desastre.

Para valor basta con ser frívolo
Matar todos los días todos los poemas
Masturbarse lánguido y taciturno
Frente a la ilusión y sus lastres.

Entenebrecido, moribundo
Mi cama se presenta como un ataúd
Mi armario, boca ancha, me habla
Soy un funambulista
Y sobre mi cabeza, el sueño cuervo de una bóveda.

Entristecido, furibundo
La guitarra envejece a un laúd
Mi calvario, sábana larga, me ata
Soy la broma de un ahorcado
Y sobre mi lengua, balada triste de trompeta.

Aquel paraíso pacato de canto unísono y vomitivo
Resguarda a un niño travieso y caprichoso
Mecido por alas y ojos aburridos y monstruosos
Regreso, tenebroso, dichoso.

Su última carta llega luego de este fracaso
Sabe que el barquero no me ha aceptado por mis deudas
“Extranjero, suicida, ladino
¿aceptas mi nepente para tu pena?”.

Edición: Mariana Moreno

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Mariana Moreno (Quito, 1994). Mi vida: una tragicomedia, nada más allá de lo circunstancial. Frágil como un cristal; peculiar, marginal y accidental. Mi oficio: dibujante de utopías, traficante de letras, lectora de sueños, amante de la vida. Mi cuerpo: una piel intérprete de realidades, dos retinas tejedoras de textos, doscientos seis huesos anclados a los desbordes de una existencia nómada y otros vicios implacables de esta vida.

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