A las 5 de la mañana

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Parte 1 

Eran las 5 de la mañana y no tenía idea de en donde se había metido mi novia, todo el día estuvo fuera de nuestro nuevo departamento que alquilamos todo gracias a su situación con su tía con la que vivía después de que sus padres murieron. Anna, mi chica, vivía abusos cada vez más grandes en esa casa, tanto psicológicos como verbales y cuando me conoció, por fin pude ver un poco esa sonrisa que tenía guardada bajo el manto de tristeza, pasó un año y después de contarme todo, tomamos la decisión de vivir juntos.

Ella no regresó por sus cosas después de tomar esa decisión, realmente estaba cansada de todo lo que aquella casa en medio del centro encerraba, pero ya eran las cinco de la mañana y no regresaba. Ella me dijo que tenía las fuerzas suficientes para regresar y sacar su ropa de ahí, solo que,aunque insistí no quiso que la acompañara, ni siquiera sé por qué esperé hasta este momento para ir por ella, la verdad sé que fue mi culpa quedarme dormido sin esperar a Anna. 

Tomé mis llaves y prendí el automóvil… Oh mi Anna, no querías que te acompañara ¿por qué? Mientras manejaba a su casa recordaba ese loco cabello rojizo que me volvió loco la primera vez, sus lentes y sus pecas, toda ella encerrada en un manto de inseguridad y miedo que conmigo fue dejandopoco a poco.

Estacioné el auto mientras el sol empezaba a salir, la casa era blanca y tenía una sola luz prendida, era antigua ya que en mi ciudad el centro en su mayoría era histórico, las casas estaban hechas de ¿tierra? Bueno, no lo sé, pero definitivamente no de lo mismo que las de hoy en día. La entrada de la casa de la niñez de Anna era como las otras, con la puerta dando a la calle, la principal y estaba abierta,así que después de golpear y no recibir respuesta, decidí ingresar. 

El pasadizo era largo y oscuro, caminé despacio hablando con un poco con timidez hasta que mi zapato me advirtió que había pisado algo duro, era así, la pulsera que le regalé a Anna estaba tirada en el frío material que tenía el piso, entre las perlitas de color estaba un cabello de mi novia. 

—¿Qué hace usted aquí? 

Mi corazón latió fuerte mientras ese ente siniestro humano con un cuchillo en la mano se acercaba a mí.

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