El sincretismo religioso y la identidad cultural riobambeña se puso de manifiesto este fin de semana, con actividades en honor de Jesús del Gran Poder, imagen custodiada por los frailes de la Orden de San Francisco.
La comunidad franciscana, y los devotos de la imagen, celebraron, por época de pandemia, de manera virtual la novena del 5 al 12 de marzo. Esta es una de las tradiciones católicas arraigadas en los riobambeños, terminado la festividad con una misa solemne.
La imagen, que está en el Altar Mayor de la Iglesia de San Antonio de Padua, ubicado en la Loma de Quito, por más de 50 años, es la protagonista de la fiesta que se celebra 15 días antes del Domingo de Ramos. Este sábado recorrió las calles de la ciudad desde las 05h00 con un albazo en su honor, preparado por la «Hermandad de Jesús del Gran Poder». Este evento consistía en un recorrido de la imagen por las calles de la ciudad junto a una banda de músicos, anunciando su fiesta mayor
Con un tradicional albazo desde muy temprano, se anunció a la ciudad de Riobamba y a los moradores de la parroquia San Antonio de Padua la «Fiesta Mayor en honor a Jesús del Gran Poder». Foto: Cristian Zavala.
Ayer culminó la manifestación religiosa con una misa en su honor a las 11h00. La ceremonia estuvo presidida por el Ministro Provincial de la Orden Franciscana del Ecuador, Fray Jesús Barahona acompañado de Fray José Vicente Llamuca, Fray Carlos Calle y del Párroco de la Comunidad San Antonio de Padua Riobamba, Fray Silvio Pico. Quienes agradecieron la colaboración del Municipio de Riobamba, Policía Nacional, Fuerzas Armadas, hermandades y moradores del sector.
Según declaraciones de Fray Vicente Llamuca, la fe y devoción de su fieles sigue, y esta vez adaptados a los medios digitales; Facebook, es uno de ellos que a diario recibe miles de visitas para seguir sus celebraciones litúrgicas o pedir un favor a Dios.
El ministro religioso, recomienda al pueblo riobambeño mantener su fe. «El Padre Creador no nos abandona, sufre llora y lleva nuestra cruz; la fe es seguir aún cuando la noche esté oscura; porque al final se ve la luz de Cristo, el resucitado que no nos abandona», concluyó.
