Ana Lara es una talentosa actriz chimboracense que no solo soñó con hacer lo que le apasiona, sino que se preparó para ello. Hoy ha conquistado escenarios internacionales destacándose por su talento. Para El Espectador Chimborazo narra cómo ha sido su carrera artística entre estudios en Madrid y trayectoria en Guayaquil.
¿Quién es Ana Lara Arias?
Mujer riobambeña. Cursé mis estudios primarios y secundarios en la Unidad Educativa María Auxiliadora. Siempre sociable, espontánea, desinhibida, colaboradora, mala para las matemáticas y no tan buena para el inglés.
En mi colegio religioso algunos maestros me consideraban una líder «negativa» por romper los esquemas, era fácil para mí estar rodeada de compañeras haciendo o maquinando alguna travesura. Lo más bonito que me dejó mi colegio son los momentos que viví con amigas, que son pocas pero aún sigo en contacto con ellas. En algún momento pensé en seguir veterinaria hasta que vi que no solo se trataba de salvar a perros y gatos, y pudo más mi convicción de hacer lo que me gusta. Yendo en contra de lo que me dijeran, sin pensar dos veces, salí tras mi sueño de estudiar actuación en Guayaquil.
¿Cómo inició tu carrera artística?
Desde pequeña reunía a mi familia en la sala de mi casa, donde realizaba fonomímicas. Participé en obras que realizaban en mi colegio. Hacía dramatizaciones o cualquier ocurrencia y nos grababan con mis amigas o primas.
¿Dónde cursaste tu carrera de actuación?
Convencida de que la actuación es mi vocación, a los 17 años salí rumbo a Guayaquil en busca de mi preparación profesional, iniciando mis estudios en el Instituto de Televisión “ITV” donde obtuve mi título de Tecnóloga en Actuación y Dirección Escénica.
A continuación, estudié en la Universidad Casa Grande ( UCG) graduándome de Licenciada en Comunicación Escénica y consideré que mi preparación se complementaría realizando el máster en España en la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) donde obtuve mi Máster en Artes Escénicas.
¿Qué géneros de la actuación te apasionan y por qué?
Multifacética y versátil, pero en cuanto a corriente artística domino y me apasiona el performance art que significa arte de acción: un arte libre y diferente al teatro que no necesariamente pasa a través del habla, son actos de cuerpos que pueden estar en la calle o en un sitio especial, donde intervienen diferentes disciplinas artísticas y el cuerpo es el eje fundamental. Por ejemplo: manifestaciones contra la violencia de género, críticas sociales, rituales indígenas, conciertos, cualquier tema puede ser protagonista de una performance art.
En cuanto a género teatral me inclino por el drama ya que puedo vivir y sentir un conflicto intenso como pueden ser algunas realidades y problemáticas sociales del mundo.
¿Cómo podría resumir su carrera artística?
Mi trayectoria no ha sido fácil, ya que como la mayoría de artistas ecuatorianos que trabajamos por mérito propio y hemos tenido una preparación académica, no existe aún el apoyo suficiente y las oportunidades para demostrar nuestro talento y disciplina. Sin embargo, soy una mujer perseverante y capaz de hacer de mi profesión una forma de vida teniendo una firme convicción, en la vida se tiene que hacer las cosas que le generan pasión.
¿Cuáles son los momentos más importantes de su carrera?
Uno de los momentos más importantes de mi carrera artística fue el estreno de la película “El Juego Sucio” que se proyectó a nivel nacional e internacional, donde interpreté a Ligia Grefa, nativa de la Amazonia. Ella es una líder comunitaria que protestó por el daño ambiental a causa de la explotación petrolera y exigía los derechos para su comunidad.
Personalmente, fue una experiencia muy enriquecedora poder revivir este caso y conocer a las personas que sufrieron de cerca este hecho que afectó a la Amazonía ecuatoriana. Otro momento importante fue cuando participe en la obra “Mujeres Valientes” presentada en el Centro Cultural Nicolás Salmerón en Madrid, donde reviví a Anacaona, una cacica, aborigen Taína quien luchó contra los abusos que los españoles llegaron a cometer a los nativos del Caribe, especialmente contra las mujeres a quienes maltrataban y violaban sin reparos.
¿Qué tan complejos son los escenarios que viven el arte y la cultura ecuatoriana?
En la actualidad ya existen algunos espacios artísticos y eso me alegra, pero pienso que aún se viven escenarios complejos en cuanto al arte y las producciones, todavía hay que trabajar en los contenidos y eliminar estereotipos que se siguen consumiendo en el País. Nos hace falta pensar en cómo las artes y las prácticas culturales pueden contribuir a crear nuevas formas de comunidad frente a la devastación del vínculo social a causa del desarrollo capitalista que nos ha consumido en todo ámbito.
Existimos gente preparada y talentosa que deberíamos tener oportunidades al instante en que salimos a buscar trabajo cuando culminamos nuestros estudios, lo cual sigue siendo complicado; aun así, estoy convencida que gracias al arte se puede cambiar y hacer una reflexión de esta realidad que afecta y se vive dentro del país.
¿Qué tan difícil es para una mujer incursionar en la actuación?
Yo me la he guerreado: cuando eres actriz y sobre todo mujer, la tienes un poco más complicado ya que tienes que cumplir con un canon de belleza impuesto para poder ingresar a alguna producción o tener palanca con los productores, directores. Somos ecuatorianos y la corrupción en algunos lugares en el ámbito artístico también existe.
¿Cuáles son las dificultades más grandes que ha enfrentado en su carrera?
Creo que la mayor dificultad que he tenido ha sido conmigo misma, no es fácil ser actriz. Pienso que la disciplina y el talento alcanza lo que lo mediático no puede, es así como todos los días tienes que estar en continuo aprendizaje, corporalmente preparado para escena y no me refiero a lo físico sino a la resistencia como actor, otra dificultad es que no dan apertura para nuevos talentos.
¿Qué redes de solidaridad hay entre artistas?
Al ser una profesión humanista nosotros los artistas podemos brindar nuestro contingente a organizaciones sociales y sitios vulnerables que necesiten del arte, para crear una mejor sociedad.
¿En qué producciones ha participado?
He participado en algunos cortometrajes sobre violencia de género desde que estudié en el ITV hasta ahora. El último en el que tuve la oportunidad de actuar es un cortometraje humanista en Madrid. Dirigí algunos sketch sobre violencia en noviazgos adolescentes que fueron parte del tema de mi graduación en la UCG. Actriz de la obra «Amigas» la cual se presentó en Microteatro en Guayaquil y ahora la estamos retomando. Autora del performance “Desnudando el alma de las trabajadoras sexuales”; performance que nació y ganó como caso en la UCG y luego tuvo una evolución y un estudio a fondo con las trabajadoras sexuales en Madrid presentándolo así, como mi Trabajo Final de Máster.
¿Qué mensaje enviaría a las nuevas generaciones del mundo artístico?
Aunque el camino sea complicado, crean en ustedes mismo. Así el mundo se venga encima, hagan siempre lo que sientan. Si ustedes desean algo, luchen con todas sus fuerzas y verán cómo lo logran, si yo lo pude ustedes también.