Teatro León. Fotografía: Municipio de Riobamba

El 11 de noviembre de 1820 se ha consolidado como una fecha importante para Riobamba, puesto que se conmemora la gesta de su emancipación política, un mes importante para el calendario festivo de la ciudad a lo largo de los años.

Se ha venido anunciando ya la inauguración del refaccionado teatro León, un soberbio espacio físico que acogió obras teatrales, musicales y cinematográficas en sus inicios (1918), luego fue sitio de fiestas privadas donde solamente las élites de la ciudad hacían sus bailes de máscaras, elegían reinas de belleza y posterior a ello fue un lugar decadente donde se proyectaron filmes porno, según cuentan las personas mayores. Estuvo abandonado por muchos años, pero gracias a la movilización ciudadana, el edificio se salvó de convertirse en el “Neptuno mall” allí por el 2014, el Municipio de aquel entonces logró cambiar la denominación de uso de suelo y comprar el bien inmueble para que algún día vuelva a tener el uso para el cual fue concebido por el Dr. Carlos Arturo León, darle arte a la ciudad.

El día llegó, pero ¿es suficiente tener un espacio físico para convocar, crear, difundir, promover, revalorizar, proponer y presentar arte?

“Dondequiera que haya seres humanos hay arte” según Rudolf Arnheim psicólogo y filósofo alemánde hecho él se refiere a la actividad artística no como ni un sustituto ni una  escapatoria, sino una de las maneras más directas y valientes de hacer frente a los problemas de la vida. Según estas premisas podemos empezar a repensar las ideas que hay hoy del arte en una ciudad pequeña como Riobamba, donde la visión del mismo pudiese estar limitada al cine comercial, la danza folclórica o el teatro cómico.

Si ya se piensa que el teatro León impulsará las artes escénicas en la ciudad, habrá que ver cuál es la propuesta municipal de involucrar a toda la ciudadanía en la construcción de las mismas para el siglo XXI.  El teatro es un potente espacio que sirve para contar historias, criticar, sentir diversas emociones y expresarlas. Hoy con la crisis de la pandemia a nivel mundial se han visto la importancia de los esfuerzos que el Estado debe hacer en pro de mejorar la calidad de vida de la gente dirigida a su salud física y mental, y es aquí donde el arte se presenta como un camino que puede ayudar a sobrellevar estas situaciones, por ello se palpa la necesidad de abrir estos espacios a las personas de grupos de atención prioritaria y a toda la ciudadanía para fomentar estados de bienestar.

Generar actividades permanentes de sano esparcimiento para la niñez y juventud los alejará del consumo de alcohol y drogas más que una ordenanza, por ello la ciudadanía espera un trabajo conjunto con las instituciones educativas de la ciudad. Si una madre soltera tiene dos hijos y que no puede costear actividades de ocio en las tardes para ellos mientras trabaja, es responsabilidad de las instituciones públicas brindar alternativas para su situación. Una oferta anual de cursos permanentes de teatro para niños, niñas y adolescentes de escuelas y colegios públicos es realizable, democratizar el acceso al arte es necesario si queremos que las futuras generaciones de verdad tengan acceso a una mejor calidad de vida, salud física y mental y además apropiación del patrimonio cultural de la ciudad. Los adulto mayores y las personas con discapacidad tampoco cuentan lamentablemente con programas de arte que pueden resultar beneficiosos para mantener y mejorar sus funciones cognitivas y sociales, una de las ramas que trabaja este tema desde la Psicología es precisamente el Psicodrama, una actividad a modo de talleres de terapia grupal que pueden ser llevadas a cabo unicamente por profesionales con formación en el tema. Será importante la asesoría de la academia, tanto la ESPOCH como la UNACH y la CCE tienen programas permanentes que se pueden replicar, juntar y presentar festivales de forma simultánea, que sean trabajados además con colectivos ciudadanos.

El gran reto que el GAD tiene, es que este lugar no se convierta en oficinas municipales o un edificio cerrado al público y “muerto” los fines de semana (como lo es la Casa de la Cultura), precisamente los días donde la gente tiene un poco más de tiempo para el sano esparcimiento, es por ello que ante la falta de opciones culturales, la evidencia de ello son los “malls” llenos de una población embelesada en el consumismo.

También se debe contratar personal formado en administración y gestión cultural, docencia en artes escénicas, acoger las propuestas de las y los artistas que ya existen en la ciudad, facilitar procesos de presentación, incluir a las parroquias rurales para el disfrute del arte, y dejar de mirar como mero folklore a las distintas expresiones culturales de los pueblos y nacionalidades.

El arte drag, por otro lado, tuvo una única presentación en Riobamba en el miniteatro de La Perinola – Rincón del arte el año pasado, donde se evidenció como público a una juventud con otras perspectivas e inquietudes del teatro con el tema de la diversidad sexo genérica. Si el Municipio quiere en realidad jactarse de la inclusión en sus políticas, esta es una oportunidad para impulsar el respeto a la diversidad en obras y no en palabras.

Es primordial poner atención en la difusión de las agendas culturales en carteleras municipales que se ubiquen en varios puntos de la ciudad, en restaurantes, hoteles y personal de atención turística en general, así como en las redes sociales, la comunicación es lamentablemente uno de los puntos más débiles de instituciones como la CCE por ejemplo, donde hay oferta pero no hay demanda debido a la falta de difusión.

Habrá que ver si la nostalgia del pasado de dicho edificio se rememora en un arte dirigido solamente a las clases sociales altas como hace un siglo, vuelva a perder su esplendor por la falta de interés ciudadano/institucional, presente espectáculos que no respondan al desarrollo cultural de una ciudad o si de verdad se muestra atractivo para el/la turista que visita el Chimborazo y al no tener opciones culturales nocturnas prefiere ir a pernoctar en Cuenca o Baños. Se requiere que ésta sea un espacio diverso, multifuncional, moderno e inclusivo con todos los actores sociales, y aquí es importantísimo como ya se ha visto el rol del empoderamiento ciudadano para apropiarnos de ese espacio que ya nos pertenece.

Con más arte que dignifique la calidad de vida de todas las personas que habitan en ella, podremos en realidad gritar “Viva Riobamba!”.

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