Hablar de Anne Carson supone unir al vacío con el infinito. Tratar de clasificar la obra de Carson es una tarea inútil puesto que logra atravesar casi todos los géneros literarios en solo párrafos. Me gusta pensar que su poesía es una linterna a plena luz del día, es imposible de ignorar pese a estar medio de tanta claridad. Leí El Ensayo de Cristal (1995), su primera obra poética, cuando tenía veinte años y me atravesó al instante; no he sido el mismo desde entonces. Carson entrelaza el análisis literario de Emily Brontë, una ruptura sentimental atroz y una disertación poética sobre el ser para crear un híbrido de belleza profundamente cortante. “El alma es el lugar / extendido como una piedra de molino entre el cuerpo y la mente, / donde la necesidad se tritura a sí misma.” dice Carson y le creo, religiosamente, cada vez que vuelvo a ella. En El Ensayo de Cristal, no solo logra desenvolver emociones que tienen siglos de encierro sino que desentierra las raíces de una relación destructiva con su entorno, con sus miedos y con ella misma.
Una pieza clave para entender cómo se desarrollan sus trabajos literarios es la erudición. A los catorce años encontró una edición bilingüe de los poemas de Safo en una librería en su natal Toronto y empezó a estudiar griego antiguo con una profesora de su instituto. En 1981 obtuvo su PhD en Clásicos por la Universidad de Toronto, poco después se publicó su tesis doctoral: Eros, el Dulce Amargo (1987), obra que analiza el rol de Eros en la cultura grecolatina desde la ausencia y la triangulación del deseo entre los amantes. Carson logra tejer una disertación impecable en lo académico donde las lecturas intertextuales de autores como Virgilio, Virginia Woolf y Samuel Beckett se funden con poemas Sáficos. Carson nunca logra completamente desapegarse de sus raíces académicas debido a que lo intertextual ocupa uno de los nodos principales en su entendimiento de lo literario. Eros no solo es necesidad carnal y emocional hacia el vacío de un amante; Eros es el hambre que tiene el erudito al conocimiento. La necesidad de buscar más allá de lo que conoce.
Otro centro en su intrincado pero transparente canon, es la subversión de figuras grecorromanas como Hércules, Helena de Troya, Virgilio, etc. En Autobiografía de Rojo (1998), Carson crea una obra híbrida de belleza y lucidez únicas en la que el relato Queer y el coming of age abordan la vida del mitológico Gerión. En Autobiografía de Rojo, las barreras entre los géneros se abrazan en varios poemas narrativos que entre monstruos, sexo e imágenes, exploran el mundo a través de la relación sentimental entre Hércules y Gerión: “Nunca había estado tan drogado en su vida. Estoy demasiado desnudo, pensó. Este pensamiento parecía profundo. / Y quiero estar enamorado de alguien. Esto también cayó sobre él profundamente. Todo está mal.” Carson condensa en pocas palabras la complejidad desgarradora del amor tambaleante, abrupto, circular que crece, crudo, dentro de nosotros.
Pese a que su vida privada ha sido poco difundida, su biografía oficial reza: “Nace en Canadá y se gana la vida enseñando griego antiguo”, lo que logra darnos pequeños atisbos de autorreferencia en sus obras. En La Belleza del Marido (2005), teje 29 tangos narrativos basados en poemas de John Keats que dejan entrever grietas y dolores inspirados en un divorcio: “No mucho, decidió mi marido / y procedió a usar el lenguaje / del modo en que según Homero suelen los dioses. / Los dioses conocen todas las palabras humanas, pero tienen para ellos significados completamente diferentes paralelos a los nuestros. / Le dan al interruptor cuando quieren / Mi marido mentía en todo.” Esta obra que canaliza el dolor a un embudo mental, le valió el premio T.S Eliot de poesía en 2005. La poesía de la autora ha sido catalogada como fría, arrítmica o carente de estilo definido, sin embargo, esa es su verdadera fuerza. Para los lectores en Hispanoamérica, la rima es un elemento central para aproximarse a un texto poético, o es lo que se espera. La musicalidad ausente en los poemas de Carson desnuda una intención que ahonda en el intelecto, la textura y economía de las palabras. De hecho, la autora ha reiterado varias veces que el ejercicio poético es “un espacio entre dos realidades” que se puede moldear de acuerdo a los sonidos ausentes, que el lector construye, por medio de la separación fonética entre renglones o mundos.
Anne Carson ha publicado una docena de libros que se bordean y se separan entre sí como penínsulas y bahías de un mismo continente. En Tipos de Agua (2018), la autora se enfrenta a los 800 kilómetros del Camino de Santiago con la mentalidad de un peregrino que busca, que se incendia en una falta constante de lo que nace y muere en cada destino alcanzado: “Yo, un peregrino, estoy considerando esto. Camino penosamente cerca del fondo del río y el interrogatorio entra en mí: ¿De qué estamos hechos sino hambre y rabia? Carson se introduce en la mente del peregrino, que junto a haikus de Basho o Tanizaki, avanza en cuerpo presente hacia alguien, hacia algo. El hambre de la autora es voraz y duele. Duele porque leer a Anne Carson significa acariciar una daga perfecta, única, con las dos manos, para llamarla poesía; o tal vez sucesión de palabras cortadas por espacios; o solamente antropología del silencio.
Edición: Mariana Moreno
Referencias:
Carson, A. (1995). Glass, Irony and God (First Edition). New Directions Publishing Corporation.
Carson, A. (1999). Autobiography of Red: A Novel in Verse (First Edition). Vintage.
Carson, A. (2016). Autobiografía de rojo. Editorial Pre-Textos.
Carson, A. (2019). La belleza del marido: un ensayo narrativo en 29 tangos. LUMEN.
Carson, A. (2020). Eros dulce y amargo. LUMEN.