Las siglas A/MGF se refieren a la ablación/mutilación genital femenina. Se calcula que 200 millones de niñas y mujeres en el mundo han sufrido la escisión de la totalidad o parte de sus genitales externos.
Es una práctica tradicional de la que se cree que potencia la belleza, el honor, las posibilidades de matrimonio, el estatus social y la castidad de una chica. Sin embargo, causa grandes dolores y puede llevar a hemorragias prolongadas, infecciones, infertilidad e incluso la muerte. Debido a la naturaleza privada del problema, es imposible estimar el número total de muertes debidas a la A/MGF. Acabar con esta práctica es crucial para garantizar el derecho a la salud, la supervivencia y la igualdad de millones de niñas.
Aunque produce un gran sufrimiento, y a veces la muerte, las familias la permiten porque creen que así protegen el honor de la familia y los intereses de sus hijas. En las comunidades en las que se practica, las familias que se oponen a la A/MGF ven como sus hijas son discriminadas y repudiadas por su comunidad, lo que impide sus posibilidades de desarrollo.
Estas familias no pueden permanecer solas: con apoyo, educación y trabajo comunitario es posible poner fin a esta práctica en una sola generación. El cambio ocurrirá cuando las comunidades dispongan de los conocimientos que les permitan tomar decisiones que pongan fin a esta práctica de forma duradera.
UNICEF trabaja a la vez en dos frentes: a nivel institucional para influenciar en que las políticas, la legislación y los presupuestos promuevan el abandono de la ablación/mutilación genital femenina y a nivel comunitario, apoyando a sus aliados locales en su trabajo para ayudar a las comunidades a acabar con esta práctica dañina.
¿Qué término usamos “mutilación” o “ablación”?
Aunque se refieren a la misma práctica, hay una importante diferencia entre los términos «mutilación genital femenina» y «ablación genital femenina». El primer término la condena, mientras que el segundo la legitima. Para afrontar esta contradicción, UNICEF y otras organizaciones que trabajan para que las comunidades abandonen esta práctica utilizan un término híbrido: «ablación/mutilación genital femenina«.
El uso de la palabra “mutilación” refuerza la idea de que esta costumbre es una violación de los derechos humanos de las niñas y las mujeres, y por lo tanto ayuda a promover un movimiento nacional e internacional para su abandono. Es el que se usa internacionalmente desde 1991.
Sin embargo, en las comunidades que la practican, el término “mutilación” puede resultar problemático. Las lenguas locales normalmente usan el término “ablación”, porque resulta más neutro: es comprensible que las familias no admitan que “mutilan” a sus hijas. Por eso, este término se emplea en el trabajo cotidiano que se realiza con las comunidades para poner fin a la práctica.