La celebración del Día Internacional de la Traducción nos brinda la oportunidad de rendir tributo a la labor de los profesionales lingüísticos y al importante papel que desempeñan en acercar a las naciones, facilitar el diálogo, el entendimiento y la cooperación, contribuir al desarrollo y reforzar la paz y la seguridad mundiales.
Al trasladar de un idioma a otro una obra literaria o científica, incluso de carácter técnico, la traducción profesional —que comprende la traducción propiamente dicha, la interpretación y la terminología— es indispensable para preservar la claridad, un entorno positivo y la productividad en el discurso público internacional y en la comunicación interpersonal.
La razón de haber elegido el 30 de septiembre como día para conmemorar a esta profesión se debe a que fue en esta fecha en la que falleció Jerónimo de Estridón, más popularmente conocido como San Jerónimo, santo patrono de los traductores y responsable de la traducción de la biblia del hebreo al latín y al griego.
Según datos de la UNESCO, la mayoría de las lenguas nativas de los indígenas se encuentran en peligro de extinción, principalmente debido a las políticas que han asumido las diferentes naciones al respecto, dando mayor importancia a proyectos de desarrollo económico en detrimento de la cultura de estos pueblos y sobre todo al medio ambiente que les rodea.
Cada vez que se tala un árbol en las zonas donde estas tribus residen, cada vez que se construye una represa o se aprueban los permisos para la explotación de algún mineral, se está mancillando, no solo los derechos de estas personas, sino también sus costumbres, su idioma y su idiosincrasia en general.
El lenguaje indígena, guarda un vínculo con el medio ambiente que les rodea, reproduciendo en muchos casos el sonido de los animales, del clima e incluso del viento. Si se afecta el medio ambiente donde estas personas hacen vida, se está destruyendo también su percepción del entorno y por ende su lengua indígena. Que este día nos recuerde nuestros orígenes y pensemos también, en nuestros ancestros que hablan su propia lengua y que lamentablemente aquellas nos son más desconocidas que cualquier idioma extranjero.