Un día como hoy, en 2020, el Senado de Estados Unidos absolvió al ahora ex presidente Donald Trump de los cargos de abuso de poder y de obstrucción al Congreso a raíz de un escándalo de presiones a Ucrania en busca de su beneficio electoral.
El magnate que encaraba la recta final de su mandato y con la mira puesta en la reelección tras haber superado el proceso institucional más grave de la política estadounidense, el impeachment.
Nunca hubo incertidumbre, la mayoría republicana arropó a su líder desde el inicio, con la excepción de MittRomney, que apoyó a la destitución. La Cámara Alta rechazó muy fracturada ambas acusaciones —la primera por 52 votos frente a 48, y la segunda por 53 a 47—, con todos los demócratas en contra. El desenlace marcará las futuras presidencias.
La historia de un país, vista de cerca, mientras se fragua, puede resultar tediosa, hasta vulgar. En las dos semanas que ha durado el tercer juicio a un presidente desde la fundación de Estados Unidos se ha visto a senadores haciendo crucigramas y aviones de papel, dormitando y metiendo caramelos de contrabando en la sala. Las sesiones, maratonianas, han mostrado lo lentas que pueden llegar a resultar las horas cruciales de una nación, sobre todo cuando el desenlace lleva tiempo escrito.
Pasadas las cuatro y media de la tarde de ese día, Donald J. Trump, el presidente número 45 de Estados Unidos, quedó absuelto de los dos cargos que pesaban sobre él. Esta vez, nadie hacía garabatos, se removía en la silla o miraba al infinito como en las interminables jornadas previas. La votación fue rápida, apenas pasó de los 40 minutos. Uno a uno, cada senador respondió en voz alta “culpable” o “no culpable” -algunos poniéndose en pie- sobre los llamados artículos del impeachment.
Luego, la sala se vació enseguida, los demócratas se fueron con caras largas, pero no hubo grandes expresiones de nada, ni de júbilo ni de pesadumbre. En 10 minutos parecía que allí dentro no había sucedido nada, porque probablemente ya no quedaba mucho por suceder. Este ha sido el impeachment más partidista vivido hasta ahora.