La mediación es un procedimiento para apoyar en la solución de conflictos a varias partes que son asistidos por un tercero neutral llamado mediador. En este sentido, la mediación permite abrir los canales de comunicación entre las partes, en caso de no existir los canales, o, por otro lado, procura fomentar una mejor comunicación para llegar a un acuerdo en común.
Desde el punto de vista terapéutico, el encontrarse involucrado en un conflicto, genera en la persona una serie de trastornos a nivel emocional y mental. Los niveles de estrés suben; a nivel glandular el cuerpo empezará a secretar ciertas substancias que equiparen y preparen a la persona a entrar en un estado de defensa, tratando de calmar la sensación de verse presa de una situación de ataque. El estar involucrado en un conflicto podría desembocar una ansiedad o depresión que puede alterar considerablemente la toma de decisiones de una persona.
Con esta alteración, la probabilidad de que una persona que se vea involucrada en un conflicto que pueda desembocar un proceso de carácter legal pueda aprender de la situación de manera resiliente, es decir, que pueda encontrar un resultado positivo del conflicto, se vuelve muy escasa por decir nula.
La mediación como un método para fomentar la empatía
En una cultura donde estamos inmersos en situaciones conflictivas y buscamos simplemente soluciones ajustadas a nuestros intereses personales, es importante que empecemos a pensar “fuera de la caja”. Esto quiere decir, una manera diferente de ver las cosas, no solamente desde nuestro punto de vista, sino, además, desde el punto de vista de la otra parte en conflicto. En un proceso jurídico, cuando las partes están ya inmersas, simplemente estarán a disposición de la sentencia de un juez que debe seguir tecnicismos para ejecutar una sentencia, declarando un ganador y un perdedor.
Aquí es donde la mediación puede entrar como un método para resolver conflictos de manera inteligente, abriendo los canales de comunicación y creando procesos empáticos que permitan llegar a acuerdos que estén acordes al momento presentes de las partes.
Solamente el saber que, de un proceso judicial, podemos llegar a un proceso de mediación desde un punto de vista terapéutico, significará para las partes en conflicto, que pueden y tienen la oportunidad de exponer sus ideas y sus propuestas de manera ordenada y respetuosa. Los niveles de estrés disminuirán y, por lo tanto, su toma de decisiones, en probabilidad, será más orientada a su beneficio y su bienestar. El tiempo, el dinero y lo que implica someterse a niveles de estrés y preocupaciones durante periodos de tiempo largos puede resultar cuantificable. La comparación en estos tres aspectos mencionados al entrar conscientemente a un proceso mediador, indiscutiblemente resultará una solución mucho más inteligente que aporte la mentalidad y la emocionalidad de que podemos resolver nuestros conflictos de una manera más sabia y que agregue una programación de que siempre podemos ganar todos.
Buen artículo, hay que salir de la caja!