Mientras aquella muchacha del cabello azabache y labios rojos como carmín, caía en el suelo frío de su escondite, la manzana que estaba marcaba mortalmente por una mordida,se deslizaba hasta los pies de la malvada reina, que se había escondido detrás la máscara de una vieja en la más inmunda pobreza, ella la tomó entre sus manos huesudas el fruto tan simbólico de la mala suerte y se echó a correr internándose en el bosque, sin duda había terminado con los sueños de su hijastra.
En seguida los acompañantes de la mujer llegaron y al darse cuenta de que su amiga no presentaba signos vitales, la dieron por muerta. Entre llantos, estos siete hombres quienes habían acogido a la princesa desesperada armaron un ataúd, en el cual la belleza de aquella señorita podía ser vista por todas las criaturas que en el bosque habitaban, ya que a su alrededor se armaba un cofre de vidrio que exponía a la dama dormida.
En sueños, la mujer se materializó en un bosque profundo y oscuro, con su vestido rosando la mala hierba, estabaconfundida, no sabía en donde se encontraba, empezó a caminar sin rumbo alguno, buscando una señal para poder ubicarse, mientras más caminaba solo se perdía cada vez más hasta que el cansancio doblegó sus rodillas y cayó sobre el piso y apoyándose en un madero empezó a llorar, lamentándose por su suerte hasta que escuchó unos pasos y se puso alerta.
— Emily… Emily, sigues viviendo en la oscuridad y no has encontrado la salida.
La princesa lazó la mirada y contempló a una joven aldeana que más que asustada, parecía frustrada, había estado dentro de aquel mundo alrededor de cinco meses, en ese lugar no se podía estar completamente seguro pues no existía el sol, ni la luna, solo una lumbre verdosa, extraña, que les permitía observar un poco de su paisaje.
Los árboles se alzaban extraños sobre las cabezas de las muchachas y el piso era gobernado por sus raíces, Blanca miró todo el lugar tratando de mantenerse calmada, era muy familiar, parecía el sitio en donde solía cortar rosas y alimentar a los animales con ayuda de su amigo el cazador,pero no tenía ese brillo mágico, no se parecía al pedazo de cielo que ocupaba cuando su madrastra se molestaba con su presencia.
—¿Emily? – dijo Blanca repitiendo el nombre para que la mujer la escuche, cuando ella giró y se dio cuenta de la presencia de la joven se echó para atrás— Tranquila, soy Blanca, del castillo…
La mujer asustada caminó un poco para mirarla mejor, las únicas personas con las que había hablado en el reino de las pesadillas eran con espectros extraños, nada amigables, pero esa muchacha parecía estar teniendo la misma suerte de ella.
—Del castillo… ¿eres la princesa?
—Sí— ella se acercó a Emily.
—Oh, entonces lo logró.
—Lograr ¿qué?
—Digamos que yo fui el conejo de prueba de la maldición que te puso en la manzana, trabajaba en el palacio y comí lo que ella me ofreció, no recuerdo más—Emily rodó los ojos y dio un golpecito en su frente— Se me hizo extraño, porque un minuto antes de ofrecerme una fresa muy roja me preguntó si tenía a alguien que amara, yo respondí que solo a mi madre y dijo que estaba bien, que disfrutara del fruto.
Blanca no podía creer que todo esto había pasado por el fruto que comió de la anciana… o de la reina, sabía que la odiaba por toda su historia, porque su padre siempre la prefirió a ella, La reina desde que la conoció, fue una mujer muy ambiciosa y celosa, nunca quiso a Blanca, pero jamás pensó que llegaría hasta el punto de envenenarla.
—¿Estamos muertas? —preguntó.
—Eso pensé, pero luego de estar aquí como por unos meses logré averiguar con unos expertos que no lo estaba, que es solo una maldición que se romperá con un beso de amor verdadero y no he tenido como contactar a mi madre, ella no está cerca del reino y…
—¿Quieres decir que este es el mapa del reino, pero versión sueños?
—Pesadillas, de hecho, por eso es que se debe tener cuidado.
—Eso quiere decir que…— La princesa recordó a el príncipe del norte el cual tenía ese hermoso nombre… Arturo, se portó muy encantador con ella mientras estuvo en el castillo, poco a poco se acercaron y aunque nunca lo declararon, habían sentido amor desde el primer momento en que sus manos se rozaron en el barandal de las gradas del palacio, entonces lo entendió, Arturo era su salvación.
Debía encontrar al hombre rápidamente, su comitiva partiría al terminar el verano y faltaba muy poco para eso, de hecho, una sola noche, si él dejaba el palacio, sería imposible encontrarlo.
—Blanca… ¿estás bien? – preguntó Emily
—Es Arturo, el príncipe Arturo. Él podrá ayudarme, Emily, podremos salir de aquí, solo debes llevarme al palacio.
—Está bien— la esperanza brillaba en los ojos de la damisela.
Emmy le dio un par de navajas que hizo con rocas, un arco con algunas flechas y cuerdas, Blanca estaba muy asustada, si bien era cierto aprendió a defenderse con el cazador, pero nunca se vio envuelta en una situación como esta. Ambas empezaron a caminar, cada diez pazos una sombra las asustaba o mejor dicho, la asustaba, Emily estaba completamente acostumbrada a esos eventos paranormales extrañamente “normales” dentro de esta tierra, Ella le explicaba que, los fantasmas eran los más comunes dentro de las pesadillas de las personas pero habían eventos más fuertes, de pende con los malos sueños de la gente que esté cerca.
De hecho, el primero que les tocó vivir fue el de una estrella gigante que caía en la tierra y la mecía con tanta fuerza que ambas mujeres tuvieron que refugiarse de los árboles débiles para no terminar debajo de uno, la teoría no estabacomprobada, pero Emily creía que cada rasguño que conseguían en esa tierra se reflejaba en sus cuerpos reales y si morían, lo harían en el plano real también, era mejor prevenir para no lamentar.
Habían ya caminado la mitad del sendero hasta el castillo, pero justo en ese momento cuando decidieron separarse para revisar si existía o no peligro, una criatura alada, con cabeza de perro se abalanzó encima de Blanca, pudo sentir como la saliva del animal caía dentro de su boca y se deslizaba asquerosamente por su garganta. Ella recibió una herida de la mano del animal en su brazo, irradiando un gran malestar en el cuerpo de la mujer que con dificultad llevó su mano a donde tenía la daga y con rapidez, la clavó en el costado de la criatura para luego gastar sus energías al tirar el cuerpo lejos de ella.
Cuando se levantó, con su vestido totalmente desgastado y rasgado, miró su brazo que se llenaba de sangre, rompió una tela de su falda para poder cubrir la herida y buscar a Emily, cuando la encontró, pudo ver que no faltaba mucho para llegar a la edificación bella que muchas veces fue un martirio para la princesa. De ahí parecía no salir criaturas del miedo, lo que quería decir que nadie estaba soñando pesadillas o… nadie estaba durmiendo. Esa idea asustó a Blanca pues habría perdido la oportunidad de salir de la maldición.
—Es extraño – comentó Emily— La mayoría de veces que pasaba por aquí, del castillo salían las peores pesadillas, monstruos inimaginables y eventos tortuosos, siempre fueron creación de la reina, pero ahora…
—Ahora la reina está muerta.
—¡Ah! — gritaron las dos mujeres al ver que un espectro se paraba a su lado y las miraba mientras hablaba, el hombre tenía ojos tristes, su piel si se podía llamar así, era tan blanca como las nubes y su cabello tan negro como el azabache.
—Tranquilas— su voz tan lenta llamó la atención de las mujeres— No voy a hacerles daño ¿Han escuchado sobre los sueños tristes? Soy la representación de un fantasma triste, suelo aparecer en los malos sueños de las personas cuando pierden a alguien, pero soy inofensivo.
Blanca no tomó en cuenta la información, porque al recordar el anuncio de la muerte de su madrastra sintió como caía en un hueco profundo, ella fue cruel con la princesa, pero nunca sería capaz de desearle la muerte a ninguna persona sobre la faz de la tierra. Emily la observó con sus ojos de cielo y puso una mano sobre el hombro de su nueva amiga.
—Lo siento Blanca.
—¿Estás seguro, espectro?
— Sí, uno de tus amigos tuvo una pesadilla de eso, la vieron caer de un barranco, el pequeño quedó traumado y aquí todos lo vimos. Tú, princesa debes salir de aquí rápido, tu príncipe ha estado buscándote, no está en el castillo, está en una tienda de campaña a un kilómetro de aquí, ahora mismo acaba de liberar a unas aves extrañas, es tu oportunidad.
—Gracias.
Blanca seguida de la doncella corrió tanto como pudo, la tienda de campaña de Arturo se encontraba envuelta de unas aves ruidosas con ojos rojos, al ver a las mujeres, volaron directamente hacia ellas, pero la princesa fue más rápida, con sus flechas tiró una antorcha de fuego quemando en seguida un arbusto, que distrajo a los animales dejando elcamino libre para la mujer.
Cuando entró a la cabaña miró a Arturo, durmiendo lleno de temblores que causaban sus creaciones oníricas, lentamente la princesa se pudo de cuclillas a su lado y lo despertó con un beso tierno en la frente, los ojos negros del hombre se encontraron con los de la joven y en seguida saltó a abrazarla.
—Dios mío Blanca – su respiración estaba agitada— Te he buscado por mucho tiempo ¿En dónde estabas?
—Aún no me encuentras, Arturo, quiero que sepas que estas soñando— La dama solo podía advertir el alivio que sentía en su pecho, pero aún tenía que convencerlo de que cuando despierte debía ir a la casa de los enanos a buscarla— Por favor… debes adentrarte en el bosque, hazlo y encuentra la cabaña de mis amigos, ellos me están velando ahora mismo.
—¿De qué hablas?
—Sí, Arturo, cuando me encuentres, debes besarme y regresaré a ti, estaremos juntos para siempre.
Las manos de ambos se juntaron, pero parecía que sus almas habían sido las que se encontraron después de meses de lejanía y preocupaciones.
—Te amo Blanca, espero poder decírtelo pronto.
Raramente la mujer se enrojeció.
—También siento lo mismo— puso su cabello detrás de su oído— Ahora levántate y ve por mí.
En un segundo la tienda de campaña con el príncipedesapareció del lugar dejando a Blanca Nieves sola, con la esperanza pendiendo de un hilo muy delgado. Emmy se acercó y la abrazó, no se había dado cuenta de que la mujer estaba llorando, se encontraba cansada de todo y solo quería regresar a casa.
—¿Y ahora qué Emmy? – preguntó— ¿Podemos hacer algo más?
— No, Blanca, debemos esperar.
Así pasaron las horas, las mujeres empezaban a perder la esperanza, pero cuando menos lo esperaron la hora tan ansiada llegó, las manos de la princesa empezaron adesaparecer y eso fue motivo de alegría de las chicas que supieron que el príncipe la había besado en la realidad.
—Buscaré a tu madre y te buscaré a ti, Emily saldrás de aquí y serás mi mano derecha cuando me convierta en reina.
Así, la pesadilla de la princesa terminó, los brazos de Arturola trajeron a la realidad y sus labios le regalaron la vida,aunque el brazo de Blanca siempre le recordaría los peligros que tuvo que pasar para luchar por su vida y el futuro del reino, jamás se arrepentiría de dejar los lujos y la corona,pues solo así encontró lo fuerte que podía llegar a ser.
Luego de despedirse y llegar al palacio, encontraron a Emily en el mausoleo del palacio, intacta, bueno, con las cicatrices que le regaló el tiempo en la maldición del sueño. Su alteza real mandó a una comitiva para traer a la madre de la mujer,que para ese entonces se encontraba reposando en una habitación lujosa del palacio y que con un beso en la frente de la mujer que le dio la vida, esos ojos azules se abrieron a una nueva oportunidad.
Lo que no sabían los reyes, es que los finales felices no existen y que, como monarcas de aquella tierra llena de magia y maldad, enfrentarían los peores retos y expondrían incluso hasta su vida y su familia, para ser los gobernadores que todo reino se merece y que demostrarían con creces que todo lo podrían solucionarse, si siempre lograban encontrarse.