Matriz Púrpura

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Recuerdo perfecto como empezó , la mañana se convirtió en un pesar, era la visita inesperada y poco deseada de un río que empezaba a recorrer desde la entraña. La abuelita de alguna forma trató de conciliarme presentando lo positivo de estos tiempos, que a ella nunca le dijeron como era la cosa, me dijo. 

Aún así, no dejaba de resultarme una vergüenza contra mi propio deseo de siempre andar en patines, ahora entiendo que la transición de la niñez me pesaba ,era como si se me quisiera seguir cobrando una vida de aparente madurez que no consentía.

No niego, me daba terror, y sobre mi caían un montón de cuestionamientos del porque debía ser desde ese momento “una mujercita”, escuché de muchas bocas, un “ahora si, debes cuidarte” , casi sin entender todo cayó sobre mi cuerpo, y los cambios con disgusto me arribaron.

Ya no solo era la incomodidad mensual, y el ocultarlo como la “enfermedad “ que me habían hecho creer merecía desde que me convertí en una mujer, también a esa mortificante espera se sumaba el rechazo a lo que alguna vez conocí como mi cuerpo, los defectos que ahora se me notaban más, las estrías y el crecimiento de mis carnes me habían convertido en una figura que no quería entender, era simple, los susurros de la gente habían logrado que me odie en cada centímetro.

Muchos adjetivos le puse a la indeseada, y tuvieron que acostarse conmigo muchas noches sin reconcilio, los dolores allí abajo me aseguraron que este era el tributo que mi naturaleza había escogido para mi, entre algunos sustos descubrí las formas en que no sea evidente lo que me pasaba durante 8 días, y casi imperceptible reconocí algunas pistas que más tarde se convertirían en las mejores señales de mi luna en menguante.

Por coincidencias mágicas, mi cuerpa y yo nos reconciliamos, bueno, estamos en ese proceso, no puedo mentirles, aún reclamo algunas de sus imperfecciones, a pesar de esto, nuestra conexiónha mejorado, las interpretaciones a los días son hoy un ciclo al que rezo, vuelo alto siempre después de su arribo, se me anuncia  con mares de nostalgias,  y soy fuego  por mediados.

Mi sangre, ya no es desecho y mi matriz ahora es mi centro energético, me creo libre en un espiral de emociones que mantienen mi cabeza girando, asumo con amor que el color rojo escandaloso es el recordatorio de como dentro de mi florece el tejido de mis ancestras. Entre este proceso de curarme y curar a mis generaciones de mujeres fuego, es inevitable recaer, y dejar de sembrar por unos meses mi luna, a veces hasta pienso en olvidarnos, pero no dura mucho, tenemos la ventaja de compartir MI MATRIZ PÚRPURA, ella en su cielo, y yo en un alma.

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