Historias incompletas desperdigadas por la ciudad, como hojas olvidadas de libros que no existen. Frases sueltas, palabras anónimas volando por la calle, levantadas por el viento de este mes. #microbandalismo busca adornar las paredes, los postes, los bancos, las paradas de bus, las aceras, los adoquines, los puentes, con mini historias, para que las lea quien quiera tropezar con ellas. Quizá les sacamos una sonrisa, o una lágrima. Aquí, las tres primeras:

Lluvia

En el cielo hay
una nube
una sola
sola está

Mira a un lado y
mira al otro pero
no hay nadie
con quien jugar

Hace frío y
se siente tan sola que
sus ojos comienzan
a gotear

La nube no sabe que
con su llanto
ha puesto a todo un bosque
a bailar

Semáforo

Llegué a la esquina y esperé. No crucé porque no he hecho en años otra cosa que darle la vuelta a la manzana. Ya no me acordaba de cómo suenan mis pasos, cuando camino despacito, con el sol en la joroba. La última vez que la vi, dijo que me esperaría al otro lado de la calle. Con el miedo que me dan los semáforos: no sabes el miedo que dan los colores cuando se vive en blanco y negro.

Bajé de la vereda al mundo y sentí en los ojos un resplandor que en la vida nunca vi.

Ahora cruza tú, la abuela y yo te esperamos, al otro lado.

Volcanes

Miro los volcanes desde nuestra banca favorita: lejos de los niños y el llanto de los sube y bajas.

Miro la nieve brillando como un tesoro bajo las nubes. Y es tan bonito como ver tus llamadas perdidas en mi celular. Tus mensajes sin abrir. 

Han pasado tantas cosas desde que todo se despejó y vos desapareciste. Viví mucho después del día en que dije que no podía vivir sin ti.

Miro los volcanes, entrecortados de cables, atravesados de ciudad. Incompletos, pero   felices. Como la luna.

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