Las imágenes todavía asoman frescas, once años después de aquel lunes en el que Juan Martín del Potro entró en la historia con sus bombazos de derecha. De un lado, un joven tandilense de 20 años; del otro, Roger Federer, que a los 28 ya era leyenda.
Fue victoria de Delpo. En cinco sets, con sabor a epopeya. El chico espigado de la musculosa negra, la bandana amarilla, la tarde de sol que se hace noche en Flushing Meadows, el revés de Federer que se va largo, muy largo, y las lágrimas de quien ha cumplido el sueño que acunó desde pequeño.
Este sábado 14 se cumplen diez años de Juan Martín del Potro campeón del Abierto de los Estados Unidos, una década de una de las grandes gestas del tenis argentino y latinoamericano. Un momento inolvidable y único. El camino a la epopeya había comenzado casi un año atrás.
Del Potro había dado un salto inmenso en su tenis y en el ranking en 2008, con cuatro torneos ganados de manera consecutiva y una racha de 23 victorias en fila, más una participación decisiva para ganarle a Rusia y llevar a la Argentina a la final de la Copa Davis, luego convertida en la pesadilla ante España en Mar del Plata. En 2009 acentuó el crecimiento; le ganó en Miami a Rafael Nadal, por entonces el número 1; llegó a las semifinales en Roland Garros, fue campeón en Washington y finalista en Montreal y arribaba al US Open como el número 6 del mundo. Pero, aunque cueste creerlo, no asomaba como firme candidato.
En el ranking tenía por delante a Federer, Andy Murray, Nadal, Novak Djokovic y Andy Roddick. El suizo era el pentacampeón defensor, con cinco coronas en fila en Nueva York entre 2004 y 2008.
Hecho histórico para el tenis latinoamericano, cuya hegemonía era tradicional en las grandes potencias.