El Frente Unitario de Trabajadores (FUT), la mayor central obrera de Ecuador, y la Cámara de Industrias y Producción (CIP) coincidieron en rechazar el plan anticrisis. Señalaron que las medidas no dan un «respiro» a la industria, pues «restan aún más la liquidez de las empresas y la capacidad de compra de la población ecuatoriana».
El presidente del FUT, Mesías Tatamuez explicó que los sindicatos y otros sectores sociales han planteado que se deje de pagar la deuda externa y que ese ahorro sea encaminado a cubrir los costes de la crisis sanitaria y la recuperación económica y productiva del país.
«Primero hay que atender a los pueblos», sugirió el sindicalista, quien aspira a que las propuestas del Gobierno no sean aprobadas por el Parlamento, por considerarlas contrarias a la Constitución.
También la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie) ha rechazado las medidas del Gobierno, al que ha declarado en redes sociales como «incapaz de garantizar bienestar social y económico al pueblo».
La Conaie aseguró en un mensaje de Twitter que la propuesta del Ejecutivo es un «nuevo atraco al bolsillo de miles de trabajadores y sus familias, sumado a inestabilidad laboral y no pago de sueldos».
Las medidas, que fueron anunciadas por el presidente del país, Lenín Moreno, incluyen la fijación de una contribución del 5% a las empresas que han obtenido ganancias superiores al millón de dólares al año.
Moreno anunció también que pedirá a empleados y trabajadores que ganen desde los 500 dólares, es decir cien dólares más que el salario básico (que se exceptuará del plan de aporte), que hagan aportes sobre la base de sus salarios durante los próximos nueve meses.
El mandatario justificó su anuncio al asegurar que Ecuador sufre una triple crisis, sanitaria, económica y social, agravada por la pandemia del COVID-19.